La Corte Suprema de Justicia de la Nación resolvió el sobreseimiento de Justo José Ilarraz, ex sacerdote condenado en 2018 a 25 años de prisión por abusos sexuales cometidos contra siete menores en el Seminario Arquidiocesano de Paraná durante la década del ’80 y principios de los ’90. El fallo se basa en la prescripción de la causa, es decir, que transcurrió demasiado tiempo desde los hechos hasta el juicio.
Según la decisión del tribunal, los delitos en cuestión prescribían a los 12 años de haber sido cometidos, y por lo tanto ya no podían ser perseguidos penalmente. De esta manera, la Corte hizo lugar al planteo de la defensa del ex sacerdote, pese a que Ilarraz ya había sido condenado en la justicia provincial.
Los abusos ocurrieron entre 1985 y 1993, cuando Ilarraz era Prefecto de Disciplina del seminario “Nuestra Señora del Cenáculo”. Las víctimas eran adolescentes de entre 12 y 14 años, en su mayoría de zonas rurales y con aspiraciones religiosas. Bajo el pretexto de una guía espiritual personalizada, el cura aprovechaba su rol para someterlos.
Las primeras denuncias internas en el ámbito eclesiástico datan de 1994, pero en lugar de ser apartado, Ilarraz fue trasladado a otra parroquia y luego enviado a Roma. Recién años después, y tras la presión de los testimonios judiciales y mediáticos, el caso llegó a juicio.
En 2024, el Vaticano lo expulsó del estado clerical, por decisión del Papa Francisco. Sin embargo, con este fallo de la Corte, queda cerrado el capítulo judicial, lo que generó indignación en las víctimas y organismos de derechos humanos, que ven en esta decisión un nuevo acto de impunidad.